BIOGRAFÍA

Licenciada en Diseño por la Escuela de Diseño de Madrid, creó su propio estudio de Diseño y Arte Textil. Licenciada en Bellas Artes en la Escuela Art Blake de Londres (escultura, grabado y arte textil). Curso profesional de fotografía artística en EFTI Madrid. Curso de Gestión Cultural en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

La trayectoria artística y profesional de María Ortega están vinculadas al Arte Textil Contemporáneo o Arte de la Fibra (Fiber Art), dedicando un gran esfuerzo a la promoción y difusión de este movimiento.

Como artista, ha participado en más de 100 exposiciones, Bienales y Trienales a nivel nacional e internacional. 

Actualmente, compagina su carrera profesional como artista multidisciplinar con la gestión cultural, organizando y comisariando más de 25 exposiciones, es miembro del equipo curatorial de la The 12th “From Lausanne to Beijing” International Fiber Art Biennale, China y jurado de diferentes premios. Directora de Europa de la Organización Internacional World Textile Art (WTA), Directora General de la X Bienal Internacional de Arte Textil 25 años WTA, Madrid 2022 y de la VIII Bienal Internacional de Arte Textil Contemporáneo WTA Ciudad Sostenible, Madrid 2019, es miembro de la junta directiva de MAV.

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TAN FUERTE Y TAN FRÁGIL COMO UN NUDO QUE FLOTA

RESEÑA

Curatorialmente, esta muestra nace como un diálogo a tres voces. Las voces de sus protagonistas: María Ortega y Cristina Ortega, y la voz de un comisario/curador invitado.

Siendo así, como invitado, desde esa perspectiva externa, perimetral, la hemos visualizado metafóricamente como la construcción simbólica de un territorio a través del arte, una isla que flota a la deriva en el amplio océano. Como las “fatídicas islas de plástico” que invaden nuestros mares; pero esta vez, como ecosistémicas islas de memorias, telas e hilos, porque es el trabajo textil, su ancestral conocimiento en las manos femeninas y el peso de su legado, lo que las une, como dignas herederas de Las Hilanderas de Velázquez.

Aunque, a ciencia cierta, este no es un homenaje a él, sino, es para ellas.

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Blue Sea, 2022
Técnica mixta y costura. Algodón y fieltro / 140 x 360 cm

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Black Sea (I)
Técnica mixta y costura. Seda, algodón y fieltro / 140 x 180cm

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Black Sea (II)
Técnica mixta y costura. Seda, algodón y fieltro / 140 x 180cm

TEXTO CURATORIAL

Obras recientes de María Ortega y Cristina Ortega
O cómo cartografiar la memoria a través de lo textil

Cuando se habla del auge del Arte Textil de las últimas décadas saltan a la palestra cientos de nombres de artistas mujeres que han acudido a las milenarias tradiciones femeninas donde lo textil es el medio y el fin de su quehacer, para desarrollar un imaginario contemporáneo que a fin de cuentas es una nueva red simbólica de relaciones hilándose. Quizás como respuesta objetual a la representación académica patriarcal, siempre lejana, desde fuera que Velázquez instauró como canon, en su magnífica pintura Las Hilanderas. Todo hay que decirlo, la obra es magistral, y demostró una cercanía con la feminidad por parte del maestro sevillano que rebosa respeto y admiración, e incluso, amor.

De ese amor que el arte de hilar evoca, es de lo que va la obra de María Ortega y Cristina Ortega, si bien coinciden en sus apellidos y evidentemente en su condición de mujeres contemporáneas, ambas son dos ejemplos bien divergentes de cómo enfrentarse al acto de crear desde y mediante el lenguaje que le aporta lo textil como materia, como ejercicio artesanal, y como resultado donde el objeto arte se materializa firmemente en su blandura táctil, siempre hecha a mano.

Con una amplia obra que abarca instalaciones espaciales, objetos escultóricos, tapices, papeles bordados o sistemas de impresión múltiple sobre soportes textiles, la obra de la maestra María Ortega, en esta ocasión nos ofrece un acercamiento al paisaje desde una mirada sensorial, donde el sentido del color impone las reglas de una dinámica narrativa, en la cual lo líquido es el elemento que nos une. Quizás, porque es el elemento natural que como especie nos rodea, a nosotros y a todos los organismos y especies terrestres del planeta, una obra que reflexiona sobre cómo homenajear a la Diosa Madre Agua, Yemayá dirían los yorubas, o Kalunga la llamarían los kikongos    (si pensamos en referencias africanas, ahora tan de moda estas “resignificaciones decoloniales”); de donde toda la vida planetaria, tuvo su origen.

Un guiño a Bauman, atravesado por el quehacer de unas manos dadoras de femininidad como entidad colectiva trasmisora de un legado transcultural y universalista. De hecho, mucho de mundo en su obra se respira. Algo del reduccionista y exquisito espíritu Zen, algo de la artesanalidad caucasiana post-soviet, algo revival anti-tecnológico, como de resistencia en el pespunte como oficio y herramienta vital. Como si María nos manchase volumétricamente, capa a capa de textura textil, sobre cómo lo que nos circunda marca una frontera.

Frontera que Cristina Ortega, re-cartografía hacia el interior creando una obra que dibuja y colorea -a base de aguja e hilo- una isla, un archipiélago, un paisaje insular decadente, destruido por la desidia y el abandono, El Invernadero: el sistema de explotación agrícola que se aplicó durante décadas en Canarias (su tierra natal), donde trabajaron sus bisabuelas, abuelas, madre y tías, hasta que los cultivos canarios fueron desatendidos por la política europea, la nacional, y como es lógico, la local. Mientras María, nos cosifica un mar bravío, abrazador, Cristina, despieza un plano del territorio como experiencia simbólica cual cartógrafa atestigua sobre un desastre natural de una tierra baldía y desolada.

Mientras su maestra se enfrenta a la tela como materia voluble que le proporciona oleajes y marejadas de volúmenes infinitos, Cristina, aplana la tela como velo, como lámina que ilustra las transparencias borrosas de un recuerdo deshecho, como finísima cortina que el viento agita, como traslúcida inmaterialidad engañosa, como espejeante superficie sedosa que seduce nuestra mirada para acercarla a un micro-relato que de “la nada” habla. Claro, hablar del “vacío y la nada”, ficciona sobre la idea de que de “nada se está hablando”, pero sí se habla de algo. Se habla del proceso anterior a esa nada. Se lanzan punzantes preguntas -como las afiladas puntas de sus agujas- sobre cómo hemos llegado hasta aquí. A este punto de devastación y ruina. Y la ruina, a su vez, a María le fascina como huella táctil de una situación de incertidumbre, como registro histórico de un pasado, como metáfora de lo habitable; aún, cuando sea una “inhabitable casa rota”, hecha añicos, como endeble hogar de la fragilidad. Y ahí, en la fragilidad, ambas, tal vez más costureras que hilanderas, una (María), más pictórica y escultórica, la otra (Cristina), más dibujística e instalativa, determinan que nada es más sólido que esta atadura, este nudo, este testimonial vínculo sobre lo emocional. Un vínculo que el Arte logra exorcizar, sacar a fuera, hacerlo “cosa” que nos recuerda cuán diestras y deterministas y perfeccionista son capaces de ser, quienes por lo textil apuestan.

Aunque parezca una mota textil flotando en el basto mar; como si fuese una de esas nefastas “islas de plástico”, esta vez, simbólicamente ecosistémicas y por ende ecológicas, dejada a la deriva en su galería de confianza. Porque en la confianza en el Arte como experimento de sanación, ambas artistas, e incluso su galerista y a un servidor, también creemos. Y esa noción restauradora también nos une firmemente, tan fuertes y tan frágiles como un nudo que flota.

Omar-Pascual Castillo
Comisario

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Blue Sea II
Técnica mixta y costura. Algodón y fieltro / 130 x 230 cm

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EXPOSICIONES ANTERIORES

SINOPSIS DEL PROYECTO – «ENHEBRAR EL VACÍO»

“La búsqueda de nuevos horizontes creativos es la que me lleva a reflexionar sobre la materia, dado que el comienzo de un trabajo en el campo del diseño implicaba una primera investigación sobre nuevas telas y los sentidos que ellas despertaban. De ahí que la “creación textil” pronto se manifestó como un punto de partida ineludible. Durante algunos años, en mi taller de alta costura, experimentaba sobre cuerpos y volúmenes, casi escultóricos. Todo ello se convertiría en una puerta de entrada a lo que hoy se denomina “artwear” y el arte en movimiento.”

Autorretrato. 2016/2017.
Técnica mixta.
Seda, algodón y alambre
200×150 cm

Silencios. 2021.
Bajo relieve e hilos.
40x30x10 cm

Transformaciones. 2004.
Técnica mixta.
50x40x17 cm

TEXTO CURATORIAL ESCRITO POR NEREA UBIETO

Nerea Ubieto (Zaragoza, 1984. Vive y trabaja en Madrid). Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, trabaja como comisaria independiente en instituciones públicas y privadas, gestora cultural, docente en el Máster de PhotoEspaña, guionista colaboradora en el programa Metrópolis y crítica en el ABC Cultural.  Centra su discurso en cuestiones identitarias y feministas. Actualmente itinera su exposición “El ojo desarmado”, sobre la cultura de la violación, por los Centros de España en Latinoamérica.

Enhebrar el vacío

De ser “algo” a “nada” hay solo un paso; físico, mental, práctico… Lo vemos en el surgir y desaparecer biológicos, pero también en la depresión o en una crisis eco-social (energética, sanitaria, etc.) La toma de conciencia se produce con los cambios importantes, los que implican un parón en el flujo cotidiano de la existencia; entonces, atisbamos la fragilidad oculta tras el disfraz de autonomía. No somos dueños de los procesos del cuerpo que consideramos “nuestro”, aunque sus acciones resultan determinantes en la evolución de los acontecimientos. Podemos intervenir, direccionar, enhebrar hilos de intención capaces de cumplir sueños. El trabajo de María Ortega evidencia, con exquisita sensibilidad, los momentos en los que, como individuos y sociedad, nos revelamos vulnerables y poderosos.

La obra Transformaciones muestra dos momentos de un capullo de flor, lleno y vacío, referentes a la experiencia vital de la artista durante y después de la gestación. Su cuerpo vuelve a ser protagonista en Autorretrato, una escultura de seda y algodón protectora de sus órganos más sentidos: los pulmones, los ovarios y el corazón; ese mismo que se encoge en soledad y florece cuando se cuida, por ejemplo, recitando un mantra, porque el corazón es mente y la mente se fortalece al centrarse, al enhebrarse. Solo así puede conseguir la calma y el silencio necesarios en la comunicación propia y ajena. El individualismo nos aísla, como los estorninos del tendido eléctrico en la serie fotográfica Blackout, pero podemos volar juntos, acompañándonos en la vastedad de un futuro incierto. ¿Quién, sino el otro, podría enhebrar ese vacío? Las obras de María Ortega invitan a conectar con el habla, la escucha, el abrazo…para tejer un espacio común donde encontrarnos.

Nerea Ubieto

Calma. 2021
Técnica mixta. Bajo relieve y bordado.
Tela metálica, licra e hilo
25×15 cm

Black out. 2009.
Técnica mixta.
Terciopelo e hilo.
60×50 cm