STATEMENT – Francesca Poza
El trabajo siempre es el fruto de un movimiento doble, que avanza hacia fuera y hacia dentro de forma simultánea. La acción que da forma a la obra, se corresponde también a una modificación del espacio íntimo, de tal manera que el externo y el interno se plasman mutuamente. De este diálogo ininterrumpido nace su naturaleza híbrida.
La interacción tejida en una frontera poética, sumamente delicada y atrevida a la vez, con el papel como materia y el hilo como símbolo. Un hilo que es epifanía y metáfora de lo frágil, que, al trenzarse, se hace fuerte, se convierte en textura densa, resistente. Como también ocurre con la palabra, el texto.
La sutileza del hilo organiza el tiempo, el vínculo, la continuidad y el ritmo de los fragmentos de literatura sin lectura. Aquel hilo de Ariadna que guía la memoria dentro del laberinto que, a veces, en el hacerse y deshacerse de la trama, con fidelidad a la duda y la espera de lo inesperado, resurge.
Hilar, entrelazar, envolver, encajar las piezas, en este movimiento cíclico se desarrolla el juego de la comunicación.

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Este camino ya no lo recorre nadie
Papel Hahnemühle de 300gr. y tartalana
90 x 70 cm

BHJ

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Como si de cadenas se tratase
Papel Hahnemühle de 300gr., tarlatana y grabado monotipo

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“Castilla»
Premio Adquisición BBVA, FIG Bilbao 2024

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Detalle de obra- “Castilla»
La sutileza del hilo organiza el tiempo, el vínculo, la continuidad y el ritmo de los fragmentos de la literatura sin lectura. Aquel hilo de Ariadna que guía la memoria dentro del laberinto que, a veces, en el hacerse y deshacerse de la trama, con fidelidad a la duda y la espera de lo inesperado, resurge.
Abstraernos con un poema o novela, vivirlos en nuestro tiempo de lectura o imaginar en otro plano, crear un sentimiento de presencia y vivencia de la imagen.

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El poeta renacido
Tejido realizado con papel de libro, creando una tela con las páginas del libro: “Napoleón Crazy” Takashi Atoda
50 x 50 cm

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El poeta renacido
Tejido realizado con papel de libro, creando una tela con las páginas del libro: “Napoleón Crazy” Takashi Atoda
50 x 50 cm

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“Koichi” la primera luz de la mañana
Tejido realizado con papel de libro, creando una tela con las páginas de libro: El poeta renacido 50 x 50 cm

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“Koichi” la primera luz de la mañana
Tejido realizado con papel de libro, creando una tela con las páginas de libro: El poeta renacido 50 x 50 cm
Francesca Poza: retrato de un artista mayúscula e inclasificable que cree (y crea) en el papel.
Es poseedora de una obra mayúscula, y en sus creaciones artísticas emplean la rica pobreza del papel,
que ella recicla y enriquece escribiendo o troquelando.
El arte, la memoria y el olvido son un tema recurrente en la cultura universal dando lugar a una poética plasmada
en diferentes aspectos de la creatividad humana.
Podríamos decir que el arte es por esencia un conjunto de necesidades tendentes a dejar constancia permanente
de lo que amamos frente al más que probable olvido que seremos.
Entendiendo por arte cualquier disciplina que, envuelta en una poética visual, sonora o escrita, nos ofrezca la posibilidad de seguir
existiendo, de amar y ser amados.
La memoria, la no memoria, tiene en el Alzheimer la manifestación más dramática de la pérdida de nosotros mismos
y de los que amamos y deseamos. Antonio Muñoz Molina en su diario de pandemia, Volver a donde, refiere de su madre,
afectada por la enfermedad: “En la conciencia de mi madre el presente es una niebla neutra en la que surge a cualquier hora
del día o de la noche el desfile de los muertos”. Quizá es en la conciencia del escritor donde surge ese desfile defendiendo su amor
a “ella” y su temor de sí mismo.
De eso trata la obra de Francesca Poza (Mataró, 1965), artista clasificada como “inclasificable”,
que crea sus obras tejiendo bien el papel, o actuando sobre él mismo a través de recortes, delicados,
de libros o imprimiendo su pensamiento, en hojas y papeles, escribiendo o troquelando,
“como un movimiento doble, que avanza hacia fuera y hacia dentro de forma simultánea. La acción que da forma a la obra,
se corresponde también a una modificación del espacio íntimo.”
Nada hay más trágico que dejar de ser y observar cómo se deja de ser. En ese sentido, as mujeres tienen la desventaja del
menosprecio de su obra, por ser mujer, y aún más si el medio utilizado se relaciona con las llamadas “labores propias de su
sexo”. Así Aurelia Muñoz, artista textil era hasta “ayer” una total desconocida en este país. Su país. Mientras que los
estadounidenses la consagraban con la exhibición permanente de su obra en el MOMA (Museum of Modern Art N. Y. ).
Eso sí, una vez muerta.
Tenemos la suerte de que Francesca Poza esta muy viva y muy activa y no nos podemos permitir que el merecido
reconocimiento no llegue a tiempo, haciendo de su obsesión por el no olvido, la memoria y el Alzheimer un paradigma de su
obra. Y es que estamos en presencia de una obra mayor. En todos los sentidos. Esa mirada perdida, la de la memoria que fue y
no es, la poetiza en una breve frase: “¿Quien sabe lo que piensa cuando me mira? ¿Quien sabe lo que siente?”.
Francesca dice que “desde joven ha creado inspirándose en historias reales, literatura que le ha marcado de alguna manera,
que la ayuda a expresar lo que siente”. Lo que siente “hilando, entrelazando, envolviendo, encajando las piezas, en ese
movimiento cíclico en el que se desarrolla el juego de la comunicación”.
Por José Luis González – Editado en la Revista AD


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Busco em mis recuerdos
Premio de bellas artes Sant Jordi 2023, Fundaciò Perello